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jueves, 30 de mayo de 2013

En la frontera del tiempo

Cayó por vicio otra primavera, y los gorriones cansados de tus andares ya no acicalaban tus parpados, mientas la melancolía, fiel compañera, te esperaba para comer servida en plato hondo para rebosarte hasta por la coronilla.

Buscaste delirios en pensamientos taciturnos, los cuales no hicieron mas que aumentar las desdichas repetidas del pasado, que en bucle siguieron adornando tus malos momentos como el árbol de navidad desertado de la mente de un indigente.

Porque a veces hasta los sueños parece que se nos han perdido, apagados quizás todos en el mismo cenicero y tras esa última exhalación, tan llevadera, que a veces nos complace hasta su mal sabor de boca, recordando de que debemos alegrarnos porque todo puede ser peor, olvidando de que hoy ya se que de cenar me toca.

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