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sábado, 27 de octubre de 2012

ODA A LA CERVEZA

Ella me aguardaba
siempre
en el rincón mas oscuro
de su descanso,
mientras el frió
amasaba su dorada piel,
cuando la abrazaba
parecía que fuera a volver
a brotar la primavera
en el crisol de sus ojos,
y sin embargo no,
el placer de su saliva
en mi boca
no duraba nunca mas
de lo que tarda en recorrer
un cuarto el minutero.

Nos conocimos un día,
te acercaste a la barra,
te pregunte tu nombre,
y tu respondiste
algo amargada,
cansada de parecer
aullarlo mil veces al alba,
me diste conversación,
quizás ya cantaba,
pero fue catar
tu perfume en exceso
y trabarse mi habla.

Conociéndonos
desde hace mas de diez años,
se con cierta certeza
que no hacen falta riñas
para que levantes
dolor de cabeza.

No teníamos hora de quedada,
tal vez me la encontraba
a la tarde en el súper,
como a las ocho de la mañana
cruzando las aceras
por donde yo estudiaba.

Fuiste altanera de noches,
desacata de días,
malversadora de besos
a dos mejillas,
esclava de charlas,
promiscua de anilla en las latas,
notaria de brindis,
y la dueña de mis resacas.

No se si mi cabeza
te trata de olvidar,
solo se que
no recuerdo ya
las veces que nos dijimos adiós
en el baño del bar.


PD: Nunca disimulaste el morbo con certeza que te daba hasta el último culo de cerveza.



2 comentarios:

  1. Hola...
    Me gusta la manera que escribe...interesante tu blog,gracias por visitarme en Quimera y por lo comentario.

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